home office mujer desesperada

En home office, Alejandra trabaja 14 horas diarias. Le exigen disponibilidad absoluta y siente que va a estallar porque no puede hacer tantas cosas a la vez. ¿Te suena?

Es lo que muchos empezaron a vivir con la pandemia: el incansable estrés de estar siempre disponibles, siempre respondiendo en el trabajo.

Y es que muchas empresas/clientes empezaron a creer que por estar encerrados ya no tenían nada qué hacer, más que responder correos a las 2 am.

¡Equivocación!

Estar encerrados por la cuarentena trajo más que estar en casa rascándonos la panza en el sofá 8 horas, nos brindó ansiedad e incertidumbre y cuidar de otros.

Por ejemplo: tengo amigas que son mamás de niños pequeños. Ellos no saben ser oportunos y deben hacer malabares para que no metan un tenedor en el enchufe mientras ellas lidian con las exigencias laborales.

El home office y la doble jornada

Ya no sólo hablemos de madres o padres. Los simples mortales vemos cómo su acumulan las labores de la casa: muchos platos, mucha ropa por doblar o lavar, mucho de todo y no te pinches alcanza el tiempo.

¡¿Poooooooor?! Que nos lo explique la ciencia.

Entonces… acabas fundido de tu trabajo y las infernales e inútiles juntas videollamadas a lo largo del día y ¿crees que tienes ganas de lavar trastes?

Obvio NO. Ya luego «dios dirá». Para eso ocupo el fin de semana.

Por supuesto, no estoy diciendo que el home office sea malo. Malas las empresas que se aprovechan, hacen que te desveles y tengas un estrés crónico.

¿Hace falta regular? Sí. ¿Te da miedo poner límites? Claro, el miedo al desempleo es horrible en estos momentos.

Mi consejo (no solicitado):

Si puedes pide vacaciones. Unos días para ti sin ver tu correo y tonteando tooooodo el día en Netflix o durmiendo: ¡te lo mereces! Haz pausa mental.

Si no puedes pedir vacaciones. El fin de semana apaga tu cel. En serio, desintoxicarte te hará mucho, MUCHO, bien.

Si no puedes hacer nada de lo anterior. Date una hora al día para ti. Prepárate un tecito, lee un rato o échate una pestañita.

El home office me encanta, pero también tiene un buen de cosas a mejorar. Creo que lo vamos entendiendo más y más conforme pasa el tiempo encerrados en esta pandemia.

¿Tienes una historia de terror así? Déjala en los comentarios.

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